LA "GRAN MENTIRA" DE LA NATACIÓN
La natación, a pesar de ser considerada como uno de los deportes más completos que existen, en realidad posee ciertas carencias o incluso contraindicaciones que conviene apuntar ya que, según como se nade, podría resultar incluso contraproducente. A continuación os revelo algunos de los falsos mitos o creencias equivocadas que se tienen respecto a este deporte:
- Grasa Vs. Deporte Aeróbico: A pesar de ser considerada un deporte eminentemente aeróbico, en natación llama la atención el hecho de que, al parecer, no se pierde la misma proporción de grasa que en los deportes como el ciclismo o el atletismo de fondo, por ejemplo. Esto podría deberse a la paradoja que se crea al realizar este deporte en el medio acuático. El cuerpo necesitaría la grasa para una doble función adicional, además de la necesaria para producir energía mediante el metabolismo aeróbico:
- Necesidad de la grasa para flotar. En natación, la grasa nos ayuda a flotar, mientras que el músculo tiende a hundirnos más. Ese es, por ejemplo, uno de los motivos por los que las personas de raza negra, dotados de mayor proporción de masa muscular y densidad ósea que otras razas, no resultan ser buenos nadadores comparativamente hablando.
- Necesidad de la grasa para mantener la temperatura corporal. En efecto, la grasa corporal funciona como aislante térmico para mantener la temperatura del cuerpo. El hecho de pasar tanto tiempo en el agua a una temperatura de entre 25-28º para realizar los entrenamientos de natación (aproximadamente 10º por debajo de la temperatura corporal), podría suponer que el cuerpo no eliminase la grasa del mismo modo que en otros deportes aeróbicos ya que la necesitaría como mecanismo de defensa contra el frío.
- No se trabajan los músculos abdominales. En efecto, salvo cuando se realiza la patada de mariposa en posición dorsal en el estilo de espalda (tras la salida y los virajes), en el resto de estilos el cuerpo va totalmente estirado, tratando de adoptar la Posición de Mínima Resistencia (hidrodinámica). La musculatura abdominal, particularmente el transverso del abdomen, constituye una auténtica faja natural para nuestra zona lumbar. Si una faja no aprieta como debe y la mantenemos constantemente estirada, no cumple su función de sujeción y este hecho, a nivel lumbar, podría ocasionarnos más problemas de los que podríamos tener ya (hiperlordosis, por ejemplo).
- Microtraumatismos Vs. Desgaste. Fútbol, baloncesto, atletismo… Tantos y tantos deportes “terrestres” que producen tantos microtraumatismos en las articulaciones (principalmente del tren inferior: tobillos, rodillas y cadera). A priori podemos pensar que con la natación nos libraremos de este tipo de desgastes articulares; pero no podemos olvidar que, cuando nadamos, realizamos cientos de miles de brazadas y, si no tenemos una técnica adecuada, pueden producirse lesiones en el hombro, además de desgaste articular. A nivel de batida de piernas, podríamos hacer mención a lo antinatural que resulta la patada de braza o la hiperextensión de rodilla en espalda; además de los problemas derivados de la mala técnica y de la falta de flexibilidad (calambres, tirones…). Por otro lado, veamos lo que respecta a la densidad ósea del nadador. La densidad ósea es la cantidad de tejido óseo que está en el hueso. La osteoporosis es una enfermedad que provoca que los huesos se vuelvan quebradizos y más propensos a fracturarse (romperse). Con la osteoporosis, los huesos pierden densidad. Para aumentar la densidad ósea, el ejercicio debe hacer que los músculos ejerzan tensión sobre los huesos, ya que éstos se refuerzan al estar sometidos a tensiones y cargas. Según la NASA, en viajes espaciales largos, un astronauta puede perder hasta un 2% de densidad ósea debido a las condiciones excepcionales de ingravidez a las que está sometido en las que, a pesar de haber trabajo muscular, no hay carga y las tensiones que se ejercen sobre los huesos no son suficientes. La fuerza de empuje del agua libera al cuerpo del nadador de carga, lo cual genera una cierta ingravidez, de un modo similar al de los cosmonautas en las estaciones espaciales. ¿Hasta qué punto resultaría beneficioso este hecho en cuanto a densidad ósea se refiere?
- Armonía Vs. Descompensación. A pesar de estar considerada como un deporte completo, equilibrado, que “estiliza” la figura, etc. La natación desarrolla la musculatura de forma descompensada:
- Tren superior: La musculatura que más trabaja es la del dorsal ancho y el tríceps braquial (músculos principales que traccionan durante la brazada); otros músculos como el bíceps braquial o el pectoral sólo participan con una determinada y limitada amplitud de movimiento. Lo más llamativo sería la ausencia casi total de trabajo abdominal (faja natutal protectora de la parte baja de la espalda por excelencia) y el curioso estado en el que se encontraría la musculatura erectora y extensora del raquis. A pesar de estar en posición de decúbito, la musculatura no trabajaría según para lo que está diseñada debido a la fuerza de empuje generada por el agua.
- Tren inferior: Se trabaja principalmente el cuádriceps (extensor de rodilla) respecto a los isquiotibiales (flexores). El pie está prácticamente siempre estirado en flexión plantar (salvo al recobrar en la patada de braza), lo que genera que el tríceps sural esté siempre contraído. En este caso sucede igual que con el tren superior: músculos diseñados para soportar el peso del cuerpo y trabajar en determinadas amplitudes (para la marcha, carrera, subir y bajar cuestas, saltar, etc.), realizan otro tipo de trabajo para el que filogenéticamente no han sido diseñados. Se pueden identificar claramente los cuerpos de nadador y nadadora, caracterizados por presentar una espalda muy desarrollada en detrimento de la cadera, que proporcionalmente parece estar estrechada. Los nadadores/as poseen una gran envergadura de brazos presentando un tren superior más desarrollado respecto al tren inferior que, por otro lado, no se trabaja en su amplitud total de movimientos, como ocurre en la batida de piernas.
Hay una frase coloquial que dice algo así como “el nadador: nada por delante, nada por detrás”. Y es que, como dijimos anteriormente, la musculatura erectora de la columna, así como la glútea no cumple las funciones “normales” para las que ha sido diseñada; por poner algunos ejemplos. Este desarrollo descompensado de unos grupos musculares frente a otros, asociado a otros factores como no tener una adecuada higiene postural en la vida cotidiana “fuera del agua” (estudio, trabajo…) puede conllevar problemas de espalda a nivel dorsal, como la hipercifosis, con posibles compensaciones a nivel cervical y lumbar, que pueden traer como resultado una postura patológica susceptible de estructurarse si no se trata adecuadamente. Incluso la hiperextensión de rodilla, propia de los nadadores, puede conllevar igualmente compensaciones a nivel del raquis.
Comentarios
Publicar un comentario