2.1. Patada de espalda

La patada de espalda se da igual que la patada de crol, con la salvedad de que se hace boca arriba en vez de boca abajo. Es importante recordar que la patada se da con los empeines de los pies; por lo tanto, al dar la patada de espalda debemos pensar que hay que ir dando patadas hacia arriba. Este hecho produce que la pierna tenga tendencia a ir hacia abajo, es decir, a hundirse. Esto provoca que la patada de espalda tienda a ser más amplia que la de patada de crol y con una frecuencia relativa algo menor; ya que al ser más lenta la cadencia de brazada de espalda que la secuencia de brazos de crol, la frecuencia de piernas se hace más lenta, en consecuencia, para que el nado sea coordinado.

Es importante no salpicar con las rodillas para no crear una zona de turbulencias que no nos convienen (resistencia de oleaje); y, al mismo tiempo, hay que tratar de no hundir la cadera en exceso para no perder la hidrodinámica del nado. La única zona de altas presionas que hay que crear debe estar situada a la altura de los pies. En muchos casos los pies tienden a irse hacia fuera, por lo que tendremos que controlar ésto tratando de llevar los mismos hacia dentro, dando la patada con los dedos gordos de los pies rozándose, pudiendo generar así una única zona de salpicadura. La músculos principales implicados en este movimiento de piernas son los cuádriceps.

El practicar pies de crol y batida de mariposa, o bien hacer pies de forma lateral, también nos ayudará a mejorar nuestra patada de espalda; ya que son piernas que se realizan de forma similar (aunque con diferente frecuencia, intensidad, posición…) y hay una transferencia positiva entre ellas.

Si vamos a practicar piernas de espalda, es conveniente calentar y estirar bien las piernas previamente (gemelos, cuádriceps, isquiotibiales…), ya que es una patada en la que, por sus características, hay bastantes posibilidades de que se produzcan calambres o tirones; sobre todo si usamos aletas.


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